Sin embargo, la mayoría de los jóvenes profesionales, a los que cariñosamente podemos llamar “Saltamontes laborales”, estarían de acuerdo en que incluso dos años es demasiado tiempo de permanencia en una empresa. Aunque hay muchas razones para impulsar este cambio de mentalidad, es el momento de mirar hacia atrás y descubrir lo que se ha convertido en irrelevante en la cultura corporativa.
Han sido muchas las fuerzas que han fomentado el movimiento de la mentalidad tradicional corporativa hacia los espacios de trabajo flexibles y colaborativos. Para empezar, el auge de las tecnologías móviles que garantizan un acceso de los trabajadores 24 horas al día, 7 días a la semana y la capacidad para trabajar a distancia.
Además, la reciente crisis económica ha provocado el aumento de prácticas no remuneradas, y la disminución de ofertas de trabajo a jornada completa, así como el aumento de profesionales desempleados que han ido descubriendo oportunidades de trabajo alternativas.
Por otro lado, la tasa de paro sigue aumentando en España, alcanzando en el tercer trimestre de este año el 25%. Y aún peor es la tasa de paro entre los menores de 26 años, el grupo más afectado por la crisis, situándose en un escalofriante 50%. Con este panorama, las nuevas generaciones están aprendiendo rápidamente la creación de sus propios empleos y la adopción de nuevas formas de colaboración.
Otro factor importante ha sido la incapacidad de la empresa tradicional para evolucionar e incorporar los valores de la nueva generación de trabajadores. Estamos llegando a un momento crítico en el que las empresas deberían empezar a revisarse y reformularse, si quieren continuar siendo rentables.
Presentando a “La Generación del Milenio”
Esta generación tiene más de 375 millones de integrantes (a nivel mundial) y para el 2025 supondrá el 75% de la fuerza laboral. Parece claro que las necesidades de la Generación Y, también conocida como la “Generación del Milenio”, y las de los espacios de trabajo no están sincronizadas. “La Nueva Frontera del Talento”, de Kelly Services, estima que esta generación será la que impulse definitivamente un cambio en el espacio de trabajo. Para ellos, la línea entre trabajo y vida personal se ha difuminado con el auge de la tecnología móvil.
Aunque son la primera generación dispuesta a trabajar más horas, también esperan que el espacio de trabajo no sea solo para trabajar, sino que exista interacción social y aprendizaje compartido.
Un artículo en Forbes esta nueva generación de trabajadores no solo se desarrolla en espacios de trabajo altamente colaborativos, sino que este requisito se ha convertido en clave a la hora de elegir dónde trabajar”.
Adiós a las costumbres rígidas
Una compañía, que apareció al principio de los 2000, demostró que era posible tener un negocio de éxito con una cultura corporativa innovadora y centrada en el empleado. Google, con sus masajes gratuitos y sus carritos de ida y vuelta, cree firmemente que el espacio de trabajo debe proporcionar apoyo y facilidades a sus empleados, para que puedan disfrutar de estar en él, y, finalmente, trabajar mejor.
Hoy en día, start-ups y compañías jóvenes están siguiendo una filosofía similar. No es raro ver tentadoras ofertas de trabajo con horarios flexibles y cervezas al terminar la jornada. Sin embargo, más allá de las compensaciones y los beneficios, todo se reduce a las personas. Las empresas que ponen a sus empleados en el centro podrán contar con productivos empleados de la Generación Y, que, muy probablemente, se convertirán por sí mismos en embajadores de la marca.
Tras comparar varias culturas corporativas y distintos formatos, podemos ver que hay varias técnicas que son cada vez más irrelevantes, especialmente con la llegada del gen Y. A continuación mostramos una lista de las tácticas que deberían ser eliminadas de la planificación estratégica 2013, porque ya no se ajustan a la nueva generación de trabajadores.
El enfoque “de arriba a abajo”
Este formato sencillamente ha dejado de funcionar. Los jóvenes profesionales que se incorporan a la fuerza laboral están más formados que nunca, y eso les empodera para cuestionar la autoridad. “Han crecido cuestionando a sus padres, y ahora cuestionan a sus jefes”, comenta el profesor Jordan Kaplan en un artículo para USA Today. “Es también mucho menos probable que respondan al tradicional tipo de gestión del ordeno y mando”.
Esta generación de trabajadores quiere sentir que participa y que tiene influencia en la dirección de la compañía. Los gerentes que crean un ambiente participativo, en el que se anima a los empleados a para tomar la iniciativa, tanto para colaborar con sus compañeros como para ofrecer soluciones innovadoras, obtendrán unos mejores resultados.